Sólo observando cómo se adornan nuestras casas podemos observar que cada vez está mes presente el estilo americano navideño en nuestra vida. El árbol de Navidad a dentro y Papa Noel «made in China» colgado de la ventana. Cada vez son más los que llenan con un montón de luces multicolores sus balcones. Recuerdo de pequeño cuándo todo el mundo hacía el belén en la entrada de su casa, con el nacimiento, los pastores y más lejos los Reyes que se acercaban lentamente. El niño Jesús no estaba hasta el Día de Navidad y los Reyes llegaban el día 5 justo delante del establo. En la ventana dejábamos las zapatillas con un plato de galletas para los agotados Reyes Magos.
Galería de fotografias del Pessebre Vivent de l’Esplai Mainada 2007 en el Castell de Gelida, por Pere Palomera
Anteriormente, el Día de Navidad, se hacía cagar el Tió, una cepa mágica que cada año guardaba al abuelo, con unas formas retorcidas que permitía esconder los regalos. El Tió de antes cagaba chocolatinas y dulces, como mucho pastillas de turrón, del de ahora salen consolas de videojuegos y multitud de regalos. Los padres, pobres, son obligados cada vez más a compaginar las tradiciones de aquí y las impuestas por la globalización. En lugar de celebrar unas fiestas llenas de paz y armonía se convierten en una carga cada vez más difícil de afrontar económicamente.
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